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lunes, 22 de enero de 2024

Waqrapukara, la enigmática fortaleza inca en Perú a la que apenas llegan los turistas

 

A menudo se dice que si solo puedes visitar un lugar de Sudamérica debe ser Mach Picchu. Pero en un país lleno de lugares arqueológicos, bellos y misteriosos, un buen consejo para los viajeros es el de explorar otros lugares.

Waqrapukara es una opción. Su apariencia evoca las historias de J. R. R. Tolkien, con sus dos picos gemelos elevándose sobre el cañón del río Apurímac como si se tratara de una torre de vigilancia de orcos sobre las tierras de Mordor.

Ubicado a unos 130 kilómetros al sur al este de Machu Picchu, dentro del departamento de Cuzco, este lugar, cuyo nombre en quechua significa “fortaleza con cuernos”, se ubica a unos 4.100 metros de altura, 1.700 metros por encima de Machu Picchu, lo que hace que las vistas desde lo alto sean de una grandeza superior a la de cualquier otra de las maravillas sudamericanas.

Foto: Heather Jasper

Y aunque está a unos 60 kilómetros de Cuzco, la antigua capital inca y centro del turismo en la zona, Waqrapukara está tan apartada del circuito turístico habitual que hasta muy recientemente era una gran desconocida incluso para los lugareños.

Sara Román, propietaria de un negocio en Cuzco, creció en los 80 en Sangarará, el pueblo cercano a Aqokunka, donde comienza el sendero de entre dos y cuatro horas a pie que conduce a la fortaleza.

“En Secundaria teníamos una clase de historia de Perú y cubría todas las culturas, la Nazca, la Moche, la Chavín, la inca y otras. La profesora mencionó que había un lugar llamado Waqrapukara cerca, pero eso fue todo”, recuerda. “Nunca nos enseñaban nada de la importancia de lugar o su historia. Tenía curiosidad, pero nunca la oportunidad de ir”.

Un lugar remoto

Dado que apenas se mencionaba en la escuela, Román pensó que no había nada especial para ver. El turismo es un fenómeno reciente en la región. Los viajeros internacionales no comenzaron a llegar hasta la década pasada. Para su familia y su comunidad trepar por las montañas era su trabajo, no una práctica de recreo. Ninguno iba allí a relajarse o a aprender sobre los incas.

“Fui una vez a Santa Lucía, un pueblo a unos 5 kilómetros al sur de Waqrapukara, cuando era una niña, con mi tía y sus burros a por patatas y maíz, y a vender cebollas, azúcar y hojas de coca. Ahora hay una carretera, pero entonces no había nada. Llevaba hasta ocho horas llegar hasta allí”. Así que no fue por primera vez a Waqrapukara hasta el año pasado. “Me encantó, sobre todo, el paisaje”, dice.

Como sucede con otros yacimientos precolombinos en Perú, en realidad es poco lo que se sabe del lugar. La fortaleza tiene algunos elementos arquitectónicos y modificaciones indudablemente incas. Algunos expertos creen que fue obra originalmente de los canchis, un pueblo guerrero que prosperó antes que los incas, que terminaron por hacerse con el control de la zona y de Waqra Pukará. Pero según Óscar Montúfar, de la Universidad Nacional San Antonio Abad de Cuzco, hay indicios de que sus orígenes pueden ser aún más antiguos.

“Se han hallado cerámicas canchis datadas en torno al año 800”, indica. “Pero algunos estudios recientes cerca de Waqrapukara y en los alrededores de a ciudad de Pomocanchi han revelado una fuerte presencia wari”.

El lugar parece haber sido un crisol. “Hay evidencia arqueológica de la cultura Pukará, la más antigua, de la Tiawanaku, la Wari de los canchis y luego de los incas. Las estructuras visibles actualmente son del periodo inca”, comenta Montúfar.

Foto: David Mendoza Valdivia/Getty

Lugar sagrado

Cree que Waqrapukara no tuvo un uso residencial ni militar, y subraya que las terrazas de la parte inferior se usaron como espacios ceremoniales, probablemente para plantear ofrendas. “Cuando los incas llegaron lo designaron un lugar sagrado, pero fue usado para ritos y peregrinaciones también por las culturas preincaicas”, asegura el experto.

Otros detalles que sugieren un posible uso espiritual del lugar son los marcos de las puertas con jambas triples. La mayoría de las puertas incas tienen la misma forma trapezoidal, pero solo los espacios con una dimensión religiosa presentan estos tres marcos empotrados dentro de otros marcos.

Fuente: BBC