Para ejercitarnos en la humildad, necesitamos conocernos, entender lo que somos y el barro del que estamos hechos. A veces nos formamos falsas ideas sobre nosotros y nos creemos mejores que los demas. Debemos pedir al Espiritu Santo que nos ilumine, nos muestre nuestras miserias y nos ensene a aceptarlas. Cuando entendemos que no somos perfectos y que tanto nosotros como los demas nos equivocamos, aprendemos a aceptar a los demas como son y no como nosotros queremos que sean. Nos olvidamos un poco de nosotros y empezamos a ver la necesidad del otro. Entonces comenzamos a darnos a los demas, y experimentamos la alegria de que la vida no gira en torso a nosotros: hay otros que tambien son importantes para Dios y a los que hemos sido llamados a servir. Amen. Salvame, Señor, Por Tu Misericordia. "LO CONDENARAN A MUERTE". Buenos Dias.! EJIDO,SAMEJI{JRP.Jr}.
