En los consultorios de terapia sexual es cada vez más frecuente las consultas por “bajo deseo sexual”, generando angustia y frustración entre las parejas. Realmente es muy alta la incidencia de personas cuyo motivo de consulta es: “yo quiero a mi pareja pero no quiero tener relaciones con él o ella”. También se encuentran expresiones como: “yo estaría feliz si no tuviera que tener relaciones con mi pareja”.
Es preciso anotar que no estamos hablando de falta de amor hacia la pareja, de hecho las persona que tiene bajo o ningún deseo sexual refieren sentir amor hacia su consorte pero no quieren ser tocados sexualmente, inclusive si se ven presionados/as pueden tener relaciones sin querer, es decir, comen sin tener hambre.
El deseo sexual forma parte de la respuesta sexual de todo humano, se hace presente y activo cuando se pone en funcionamiento la capacidad mental para combinar fenómenos biológicos, psicológica y las relaciones interpersonales. El impulso sexual se genera a partir de la integridad anatómica y fisiológica del cerebro, y específicamente de los centros sexuales que lo componen. Cuando nos referimos a deseo hipoactivo, estamos hablando de una disminución del deseo, pero en el caso de la anorexia no existe el deseo. Las causas del deseo sexual hipoactivo o la anorexia sexual pueden ser multifactorial.
Partiendo de la premisa de la multicausalidad, son numerosas las causas que pueden perturbar el funcionamiento del deseo sexual, el cual es llamado un “apetito”, descartando así la relación causa-efecto. “La persona con deseo sexual bajo, no se sentirá caliente ni interesada por las cosas sexuales, ni tendrá fantasías del orden sexual”. (Kaplan, 1982). Otras veces intervienen factores fisiológicos comúnmente asociados con una “hipoactividad” del deseo como por ejemplo la depresión, los estados de estrés graves, ciertas drogas o enfermedades y básicamente un bajo nivel de testosterona. En otras ocasiones el deseo sexual hipoactivo o la anorexia sexual se presenta como síntoma secundario producto de una disfunción sexual anterior, por ejemplo si una mujer era anorgasmica y no logra recuperar su capacidad para lograr el orgasmo puede desarrollar con el tiempo bajo deseo sexual o un hombre con disfunción eréctil puede presentar anorexia sexual.
Otro de los factores asociados al bajo deseo sexual es la infidelidad, cuando uno de los cónyuges ha sido infiel el traicionado/a puede responder con ira, dolor, frustración y esto es llevado al terreno de la sexualidad. La inhibición del deseo sexual despoja a la persona y a la pareja de acercamiento, relajación, estimulación, confianza y sentimientos positivos por lo cual el deseo no abarca solo lo sexual sino que apunta a la existencia misma.
La terapia sexual consiste en proponer diferentes ejercicios e intervenciones para favorecer el aprendizaje y concientizacion de las diferencias y acuerdos posibles de la pareja y fundamentalmente en la decisión consciente de permitirse ser excitado, produciendo la motivación y la decisión psicológica que permita la aparición o aumento del deseo sexual.
Lic. Heidy Camilo H.
Terapeuta sexual y de parejas (centrovidayfamilia.com)