“La tarjeta se me está acabando. Si quiere más detalle mándeme una tarjeta de 200 pesos para explicarle mejor cómo está su marido”, le dijo la voz desconocida.
La mujer, afectada emocionalmente, quería mandar a comprar la tarjeta solicitada con un familiar, pero antes intentó comunicarse personalmente con el “accidentado”. “No, mi amor. Yo estoy bien.
¿Quién te dijo esa mentira?”, contestó Enmanuel, vivito y coleando.
En este caso la estafa vía telefónica quedó en el intento, pero no siempre ocurre así. El Departamento de Investigación de Robos de la Policía Nacional recibe constantemente denuncias de ciudadanos afectados por este tipo de delito.“Son personas muy astutas, hábiles en el engaño psicológico”, señala un agente cuyo nombre se omite para no entorpecer otras investigaciones.