Estos conflictos recuerdan los primeros días de uso de los teléfonos celulares en espacios privados como reuniones y actividades. |
Washington.- El iPhone, la BlackBerry u otros teléfonos inteligentes eran, hasta hace unos años, propiedad de unos pocos altos cargos, pero hoy son aparatos electrónicos frecuentes y su presencia en reuniones de trabajo se ha convertido en algo habitual.
En medio de una importante reunión de negocios, no sorprenderá que uno o varios de los asistentes tecleen constantemente en su BlackBerry, respondiendo a mensajes supuestamente tan trascendentes que no pueden esperar.
El problema es que, en muchas ocasiones, el ejecutivo está simplemente contestando a emails de amigos, ‘twitteando’, actualizando su perfil en Facebook o jugando a algún videojuego en línea.
Para muchos, su uso en estas ocasiones es una falta de respeto para el resto de los asistentes y una permanente causa de distracción para los reunidos.
Otros defienden que se trata de una herramienta más de trabajo que puede servir para tomar notas, hacer comentarios o buscar información relevante para la reunión y añaden que, si se quiere triunfar hoy en los negocios, hay que estar siempre localizable. A fin de cuentas, en algunos ámbitos todos tienen BlackBerry, por lo que se espera de ellos disponibilidad total.