Esto le trajo la preocupación sobre si el llamado “instinto maternal” era algo que no había nacido con ella y si no se le había desarrollado con el pasar del tiempo.
Al referirnos a “instinto maternal”, hablamos del vínculo particular que se establece entre la madre y el niño desde el momento de la concepción. Como se señala en el portal “EnFemenino”, las ultrafeministas han renegado largo tiempo sobre su existencia, pero actualmente vuelve a ser objeto de consideración de psiquiatras y psicólogos.
De hecho, como especifica Claudia Abreu, psicóloga, se trata de un impulso que empuja a una madre a actuar por su bebé, a ocuparse de él, sin reflexionar, sin abandonarlo e incluso sacrificándose por él.
De acuerdo con Abreu, la maternidad produce en la mujer diversos efectos, como un aumento de la sociabilidad, resistencia al estrés, mejora de la memoria y la capacidad de orientación, que le facilitan la labor de protección a su hijo.
Desde el punto de vista biológico, explica Abreu, los entendidos en la materia ubican como la principal responsable del instinto a una hormona llamada oxitocina, que es la glándula cerebral que controla reacciones biológicas como el hambre, la sed, el miedo o la ira. Durante la gestación, las neuronas maternas productoras de oxitocina se dedican a fabricar y acumular suficientes reservas para afrontar con garantías el momento del parto.